miércoles, 22 de junio de 2011

Murguita del Sur...


Ya desde hace años se ha naturalizado este invento antiobrero..., este concepto: clase media.

Jhon Wiliam Cooke decía: “en un país colonial, las oligarquías son dueñas de los diccionarios”. Pero no se trata solo de construir el sentido, sino de inventar conceptos.

La clase media comienza su andar en el mundo como un emergente del obrero pretensioso y presumido: un poco menos de grasa, un poco más de dinero. Su esencia es en si, la evidente diferencia con el que queda por debajo; tal que si esa diferencia no es lo suficiente como para ser advertida, deja de tener significante este término burgues. Esto porque el clase media no es un poco más pobre que el rico... NO!, va contra el menos: el clase media es un poco más rico que el miserable...

Con la llegada de la rata menemista (y sus coronadores de reelección), esta clase ha debido resignificarse... a falta de trabajo y holgura de penurias, la clase media ha debido padecer algunos apremios (de clase claro)... pero afortunadamente, esos que se paraban en el peldaño inferior de la selecta escalera social, también descendieron. Pero... ni todos ni tanto... y en esa mezcla, en ese escalón intermedio..., entre el desamparo y la otrora clase media, aparecen los Tinelli y la pacatería.

Así es que los excluídos de la clase media, un par de escalones por debajo todavía, conservando algunas visibles diferencias con los menos, más abajo que arriba, pero sobre varios, se incorporan como: la clase siete quiceavos.
El conjunto de los números racionales es denso, esto garantiza infinitos recortes del segmento, y podemos ya pensar en clases docientos cuatrocientos un avos... y más todavía, este invento de clase puede sobrevivir a cualquier intentona capitalista.

Pero claro: debe garantizarse que no exista ascenso desde las fosas de la exclusión. Porque, si así fuera, la negrada postergada terminaría parada en algún escalón siete quiceavos, o quién sabe... puede terminar en el medio (nunca podrá establecerse con acierto el medio de que... pero eso nunca importa).

Aquí estamos, con la soberbia de nuestra futura presidenta: que termina pateando preceptos culturales de larga data. Se revela como insolente frente a lo que siempre fue... vemos con horror, no casí inmovilizados como hordas de miserables abandonan su condición.

Ahora cualquier negrito mira futbol en vivo... cualquiera tendrá computadora (en una de esas hacen asados con ellas), incluso la misma computadora que recibirán los hijos de la selecta clase inventada; cualquier miserable sin trabajar podrá asistir a su prole... Que indignidad! Cualquiera que perdió el trabajo (a expensas de los votos mememistas, duhaldistas, delaruistas, etc)... cualquiera de ellos se jubila... y cobra lo mismo que el que pudo trabajar!!!! Que sobervia, que injuria.... que deslealtad....

Así que con absoluta conciencia de clase inventada, de noticia mal leída en un zócalo de TN... la clase siete quice avos se consuela en un sueño, alucina que un Menem blanco, planeando desde el cielo los viene a rescatar...

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